Un aeromodelista especial: Ignacio Martín
Este es mi relato sobre Ignacio:
Los sábados a primera hora de la mañana ya estábamos en la pista de aeromodelismo de la Escuela de Aviación Militar en Maracay, Estado Aragua, Venezuela. Aunque disfruto del aeromodelismo desde niño y he tenido la oportunidad de adquirir destreza por construir muchos modelos de aviones, no podía decir lo mismo de mi habilidad para controlarlos y volarlos.
Un día se me acercó un señor y me preguntó si estaba aprendiendo. Yo le dije con cierta molestia que aunque pareciera mentira tenia muchos años en esto, a lo cual el me replicó que yo tenia un problema para coordinar mi mente con el avión y que si yo quería el me ayudaba a resolverlo.
A partir de ese momento Ignacio y yo compartimos por unos años todos los sábados para hacer lo que mas disfrutábamos como hobby, hablar de aviones, construirlos y volarlos
Se podría decir que Ignacio vivía para el aeromodelismo, por lo que yo comprendía, incluso su trabajo era el que le permitiera dedicar mayor parte del tiempo a los aeromodelos.
Con cada día de prácticas, mi habilidad para controlar los aviones mejoraba, los ejercicios consistían en hacer que el avión siguiera líneas imaginarias que mi instructor me fijaba, generalmente en zig zag y en todas las direcciones, a favor, en contra o con el viento cruzado. Sorpresivamente mi avión ya cumplía varios meses sin ningún rasguño. Ignacio tenia la habilidad de comprender con exactitud todas las variables tanto internas como externas que afectan a un avión en vuelo, por primera vez nunca rompimos un avión por alguna maniobra mal ejecutada. Despedía las sesiones pidiendole a Ignacio que hiciera lo que a mi parecer hacia con verdadera maestría: la corona de roles.
Un día le dije a Ignacio que yo tambien quería un avión diseñado por el y el se puso manos a la obra. No iba a ser barato pero si a precio justo.
Ignacio Martín con mi primer avión por encargo , el F
El día que estrenamos el F, fue inolvidable, yo pude conectar mi mente con mi avión, el hacia lo que mi mente le ordenaba, habían desaparecido los sticks y el mando, estaban hablando directamente mi avión y mi mente. Impulsado por un Motor OSMax 0.40 FX , el F esta construido aplicando a fondo el concepto ¨Stressed Skin¨ que lo convierte en un avión sumamente liviano y resistente. Los alerones pueden combinarse como flaps y se ajustan para modificar el perfil en cada tipo de vuelo. El diseño tenia solo una cosa que no me gustaba , el color del canopy. pero eso lo corrigió Ignacio rápidamente.
Lamentablemente, y por causas que prefiero no tratar en este blog, se prohibió el acceso a la pista de la Escuela de Aviación Militar y tuvimos que buscar otros sitios para practicar. Esto abrió las puertas para nuevas experiencias, conocer pistas nuevas.
Pista de San Jacinto en Maracay, encuentro de dos grandes aeromodelistas el maestro Villa e Ignacio Martín con sus alumnos.
La primera pista alternativa que Ignacio sugirió fue la famosa pista de San Jacinto en Maracay, cuna del aeromodelismo en la región central del país. Era un sitio en decadencia con construcciones ilegales cada vez mas cerca de la pista. Allí me presentó a su amigo el Maestro Villa, digno representante de la edad de oro del aeromodelismo en Venezuela. Las conversaciones entre vuelos eran inmejorables , yo me divertía mucho.
Los dos aviones se armaban al mismo tiempo. y llegó el momento de ver el CAP terminado. Era de noche ya, Subia para Caracas y pasé por Maracay a ver el avance.
Ignacio había hecho un trabajo impecable. Todos los detalles realizados con maestría. yo tenia el avión más bonito que podía imaginar y me iba a brindar muchos años de diversión.
Llegaba el momento de estrenar los aviones, lamentablemente no teníamos mejor sitio que San Jacinto, yo estaba un poco nervioso, el lugar se estaba poniendo peligroso.
El primer vuelo de Ignacio con el OV-10 lo puedes ver aqui:
Lamentablemente, las cosas empeoraron en San Jacinto y no quise volver a alli. Ignacio me comentaba que iba a volar de nuevo en la Escuela de Aviación Militar en Maracay dando apoyo a un grupo que participaba en una competencia universitaria. No es de extrañar el resultado de las competencias.
Un sitio que encontré para volar fue en la bahía de Patanemo. Invité a Ignacio a venir con mi familia, primero volaríamos y luego disfrutaríamos de la playa. Yo seguí volando allí, Al principio con mi hijo Eduardo y luego solo.
Ignacio tejíó el mismo una cachucha para el piloto quien siempre posa sonriente y en dirección al fotógrafo.
El F voló mas de un año en Patanemo, lo pude compartir con amigos adultos y niños porque siempre había oportunidad para corregir.
Poco tiempo despues me puse de acuerdo para reunirme con Ignacio, tomamos un café y hablamos de nuestros proyectos. Ya se nos hacia complicado reunirnos para volar, yo estaba dejando mi trabajo en Valencia y volvía a Caracas. Era la ultima vez que le veía.
Compartir con Ignacio era especial, el comprendía el principio del vuelo y dominaba la técnica de diseñar y fabricar aeromodelos, el y sus aviones eran sencillos, sinceros, agradezco la oportunidad de que nuestros caminos se hayan cruzado.
Gracias por compartir este gran relato de un gran hombre y amigo, algunos no lo querian, pero era una gran persona. Yo lo conoci en la pista de San Jacinto, no sabia volar y me habia comprado un entrenador, justo cuando, segun yo, iba a prender el avión para volarlo, el me pregunto si sabia volar, y le dije que no pero que habia volado simuladores mucho tiempo. El no me dejo hacer nada y tomo mi avión y comenzo a darme clases.
ResponderEliminarEra todo un personaje y tuve la oportunidad de compartir mucho con el y conversar largas horas sobre aeromodelismo.